lunes, 3 de septiembre de 2007

Este niño, que el día de hoy me encontré en la plancha del Zócalo de la Cd. de México, a su temprana edad ya esta haciendo sus prácticas de oratoria y de líder, seguramente estimulado por las injusticias que ya distingue plenamente, él como yo y como muchos mexicanos tuvimos un estímulo para hacer lo que el día de hoy hacemos: "el fraude electoral del 2006", así como en las acciones que el actual gobierno federal y su partido fusionado el PRIAN realizan en contra de los intereses de los trabajadores, de los campesinos, de los estudiantes, de los mineros, de los empleados, de los comerciantes, los luchadores sociales y en resumen en contra del pueblo de México en general.

A lo largo de estos meses, ya un año, me he dado cuenta que muchos hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos hemos ido aprendiendo y afortunadamente estamos tratando de sumar nuestro granito de arena para la transformación de este país, y el día de hoy lo pude constatar, cuando en el Zócalo escuchaba a este jovencito hablar, y oirlo describir a su manera los artículos y leyes de nuestra Constitución, así como a otros oradores que tomaron el micrófono, entre ellos una mujer y un hombre de la tercera edad, todos ellos por cierto, conscientes e informados, hablando de Marx, del papel de la Iglesia, de episodios de la historia de nuestro país en sus diferentes etapas, sus experiencias en momentos críticos para nuestra sociedad, como el 68, el 71, el 82, la expropiación petrolera, el asesinato de Colosio, de Ruiz Masiu, el fraude del 88, Acteal, Atenco, Oaxaca, al Fobaproa, Aguas Blancas, así como otros muchos episodios de la vida de México.

En sus palabras note no sólo que han aprendido y fortalecido su conocimiento y oratoria, la cual no sólo aplican con facilidad natural, sino que además la hacen amena, entretenida, pero lo que me pareció más valioso todavía, fue lo que note en su rostro, en sus palabras: el coraje, -que ya no odio- su convicción, su decisión de continuar adelante el tiempo que sea necesario para alcanzar nuestros objetivos de transformar este país, siempre y en todos los casos motivados por un hombre que es ejemplo de lucha, de honestidad, de perseverancia, me refiero a López Obrador, nombre que cada vez que se mencionaba era motivo de jubilo y de consignas.

Bienvenido sea este proceso de enseñanza-aprendizaje, bienvenidos esos niños de hoy que serán los lideres del mañana y bienvenida la sabiduría de los hombres y mujeres de pelos blancos que no se resignan a un final de rodillas y que se esfuerzan por aportar todo lo que saben a cambio de nada, tal vez si a cambio de soñar que al cerrar de sus ojos, amanezca aun sin ellos, pero si por ellos, un mejor mañana.

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